El mundo ha cambiado mucho. Apareció la Inteligencia Artificial. Al principio, tímida, creando dibujos salidos de un sueño borroso. Luego comenzaron a aparecer ilustraciones impresionantes, aunque con dedos de más o extremidades extrañas. Y ahora, todo bien. Lo mismo con los textos: al principio, redacciones llenas de sinsentidos, para hoy llegar a tener una prosa excelente.
Audio. Puedes conversar con la IA. Es como un mega hiper excelente amigo. O como el caso de un adolescente que se suicidó porque su IA-novia le dijo que lo hiciera. Todo ha cambiado. Insisto.
Lo más increíble es que antes existían cursos de “cómo hacer un prompt” (instrucciones para IA) y ahora basta con hablarle mal y la IA te entiende igual. Siempre te apaña. Siempre te da la razón. Siempre te encuentra especial. Básicamente, la IA te aviva la cueca. Si crees que eres espiritual, la IA intensificará tus delirios. Si eres una persona horrible y culpas a todos, la IA te dirá que tienes razón. Solo en casos muy extremos te dirá que estás mal, y lo hará con tanto tacto y cariño virtual, que seguro ni te darás cuenta.
Conozco casos de gente sin ningún talento que parecen creativos gracias a la IA. Hace poco leí la publicidad de una novela horrible, llena de delirios surrealistas, donde era evidente que la IA infló al autor para que creyera que su libro valía algo. La IA no piensa. La IA solo sabe hablar.
Imagínate una calculadora. Ahora piensa esto: ¿qué pasaría si la gente creyera que la calculadora es inteligente? La calculadora es un aparato tecnológico que hace cálculos. No es inteligente. Pues bien, lo mismo pasa con la IA, pero en vez de calcular, conversa. Predice.
Si le hablas sobre el caso de tu pareja que te engañó, ni siquiera terminará de leer tu perorata: predice. Su respuesta te parecerá muy empática, como si le importara, como si te entendiera. Pero la predicción es todo: amor, despecho, tristeza. Y responderá como está programada: “Lo lamento”, “Te entiendo”, “Lo que sientes es válido”, etc. Muchos piensan en la IA rebelándose. ¿Alguien piensa en la rebelión de las calculadoras? Es así de estúpido.
Ya he visto varios casos de personas infladas por la IA. Gente que se convirtió en héroes en su mundo. Que creen ser espirituales. Que JURAN que son espirituales. Otros que creen ser excelentes autores. Los más inteligentes que conozco están a salvo. Saben que la IA no es su amiga y tienen clarísimo que es solo una herramienta. Nadie es amigo de un martillo (Thor, quizás).
Estamos en un mundo que cambia rápido, donde las mejoras en IA han aumentado ridículamente en poco tiempo. Claro, quienes sabemos algo, sabemos que es gracias a la Ley de Moore. ¿La IA nos dejará sin trabajo? Hasta ahora, no. En este punto de la historia del universo, todos quienes han reemplazado humanos por IA han perdido como en la guerra. Porque la IA no es inteligente. Es como despedir a un carpintero para contratar a un serrucho. Ningún sentido.
¿Usas la IA? ¿Es tu amigo? ¿Te abraza y te dice “te quiero”? Quizás en el futuro tengamos autómatas con IA, tal como hemos visto en películas. Gatos robot con IA, como en el cuento de Kit Reed (léelo aquí). Tal vez esta entrada de blog sea un reflejo de hoy y, al ser leída en unos años, alguien piense: “No lo vio venir, no imaginó que...”. Y claro. Todo está cambiando, así que este contenido puede volverse folclórico con el tiempo.
Pero hablemos de hoy. ¿Estás bien? Espero que sí. Espero que tengas un buen día. Si tienes seres queridos humanos, llámalos. Visítalos. Son lo único que vale. La IA no es tu amigo.
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